Para nuestro país, ser sede de este relevante encuentro, presenta al mismo tiempo riesgos y oportunidades. Se trata de reducir los primeros y de aprovechar las últimas.

Más allá de la agenda propia de este encuentro, la Argentina tiene sus objetivos particulares o específicos. El primero es su influencia en el éxito de la propia agenda de la Cumbre. Siendo país sede, tiene cierto rol en impulsar algunos temas y en intentar lograr consensos. Pero no hay que generar demasiadas expectativas al respecto. Las tensiones en la relación de EE.UU., tanto con Europa como con Asia, por el comercio y el medio ambiente entre otras cuestiones, no harán fácil gestar acuerdos que avancen sobre los precedentes.

El segundo, es la imagen de Argentina ante el mundo. Durante las 48 horas que transcurren entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, la atención mundial estará centrada en Buenos Aires, por ser la sede del encuentro de los 19 jefes de Gobierno que integran el G20, más la Unión Europea,-que también forma parte-, en un encuentro anual que en la última década fue adquiriendo relevancia y permanencia como ámbito de concertación de políticas y decisiones más importante del mundo.

Tanto por la política exterior de apertura hacia el mundo del gobierno argentino, como por la necesidad de reconstruir credibilidad económica, es una valiosa oportunidad para el país en este momento.

El tercero es que la presencia de los presidentes o primeros ministros de países que en conjunto reúnen el 80% del PBI y el 60% de la población mundial, permite al gobierno argentino tener visitas “oficiales” de interés bilateral. No serán “de Estado” -su protocolo y formato impide realizar varias simultáneamente-, pero sí se trata de encuentros con una agenda específica que requiere una preparación previa y plantea la posibilidad de firmar acuerdos.

La Argentina las tendría con los presidentes de EE.UU., China, Rusia y Francia y con el primer ministro de Japón. Pero, también, la presencia en Argentina del jefe de Gobierno de la India permite avanzar en relaciones bilaterales con muchas posibilidades que, en este caso, tendrá un hito importante con la visita del presidente Macri a dicho país en los próximos meses.

Pero, también, la Cumbre es una oportunidad para que la Argentina avance en su relación con los países medianos. Cinco que encuadran en esta categoría, constituyeron en 2013 el grupo MIKTA. La sigla es la primera letra de México, Indonesia, Corea del Sur, Turquía y Australia. Desde una perspectiva global, integran el G20, los países del G7, conformado por los más desarrollados (EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) y también el grupo Brics, del que forman parte las potencias emergentes, aunque esta denominación hoy puede quedar desactualizada por haber alcanzado roles como actores globales (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Entre ambos grupos, los países del MIKTA, encuentran un espacio propio. Curiosamente, la Argentina, tanto durante el segundo mandato de Cristina Kirchner como en lo que va del gobierno de Macri, no mostró interés por incorporarse a este grupo, que es una gran oportunidad para encontrar un nuevo cauce con muchas potencialidades para la política exterior argentina. La Cumbre es una oportunidad para revisar dicha actitud.

A esto, se agrega el desafío específico que es la seguridad de un encuentro como éste. En la última Cumbre que tuvo lugar en Alemania, los grupos anarquistas protagonizaron incidentes violentos de envergadura que fueron más allá de las previsiones iniciales. Es posible que este tipo de situación se dé también en la Argentina.

Cabe recordar que pocos días atrás, tuvieron lugar incidentes violentos en las inmediaciones del Congreso, los que ya habían tenido lugar en diciembre. Se sumaron atentados del anarquismo y detenciones de personas vinculadas a Hezbollah. La protesta en la calle seguramente será violenta, como sucedió en la última cumbre realizada en Alemania. Pero ello no será sorpresivo.

El Gobierno, en este caso, pagará más costo si no reprime, que si reprime. La Argentina pierde si se produce un atentado terrorista, algo que no sucedió en las cumbres anteriores.

Por último, la Cumbre culmina un proceso de encuentros ministeriales y sectoriales que, a lo largo del año y en distintos lugares con resultado dispar, ha preparado el camino para que los jefes de gobierno que se reúnen, puedan avanzar sobre terreno preparado y conocido. Pero ante todo, la Cumbre del G 20 será el hecho más relevante en la política exterior argentina en los cuatro años del período presidencial de Mauricio Macri.

  • https://tn.com.ar/opinion/los-objetivos-de-la-argentina-en-el-g20_920564

2018-11-29T15:29:58+00:00