El expresidente brasileño está detenido en una sala de 20 metros cuadrados. Está acusado de corrupción en la investigación Lava Jato.

El ex presidente brasileño Michel Temer pasó su primera noche detenido por corrupción en un cuarto en la sede de la Policía Federal en Río de Janeiro, y según el sitio G1 debería declarar este viernes ante las autoridades.

El exmandatario, de 78 años, se encuentra en una sala «especial» de unos veinte metros cuadrados en la Superintendencia Regional de la Policía Federal de Río de Janeiro, situada en la zona portuaria de la ciudad.

La sala, ubicada en el tercer piso del edificio, no tiene ventanas, pero cuenta con baño privado y aire acondicionado, según señaló el Grupo Globo.

Temer, líder histórico del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), fue presidente entre 2016 y 2018 luego de haber sido vicepresidente de Dilma Rousseff, cuya destitución apoyó mediante un juicio político.

La defensa de Temer elevó un habeas corpus al Tribunal Regional de la Segunda Región para pedir su liberación.

El juez Marcelo Bretas ordenó su detención el jueves en la causa en la que se investigan sobornos por parte de la empresa Engevix, a cambio de su participación en un contrato millonario para la construcción de la central nuclear Angra 3, en el estado de Río de Janeiro.

Según la fiscalía de Río de Janeiro,a lo largo de su carrera política Temer había participado de los desvíos de contratos públicos por unos 500 milllones de dólares.

El juez Bretas considera que Temer desvíó esos contratos mediante la intervención de su amigo personal el coronel retirado Joao Lima, considerado su testaferro, que fue socio de Engevix en el negocio de la central nuclear.

«El coronel Lima y Michel Temer actúan juntos desde la década de 1980», cuando Temer era secretario de Seguridad Pública en Sao Paulo, destacó la fiscal Fabiana Schneider en una conferencia de prensa.

La denuncia que llevó a la detención se originó en confesiones del dueño de Engevix, José Antunes Sobrinho, obtenidas a cambio de una reducción de condena.

La «delación premiada» es uno de las herramientas que permitieron a Lava Jato acusar o condenar a cientos de empresarios y políticos de primer plano, de casi todos los partidos, rompiendo con una cultura de impunidad.